Vivo solo y estoy soltero. Todos los días miro a la pareja que parece llevarse bien en el barrio y no puedo evitar sentir celos. Después del trabajo, fui a un turbio salón de masajes eróticos donde estaba jugueteando con mi teléfono. Me recibió con el ambiente de una mujer casada y me entretuvo un rato. Unos días después, el señor Ito, una bella mujer casada del barrio, siempre lo veía. Hoy, cuando nos cruzamos, asentí, pero en algún lugar, sí, esa señora del masaje. Quizás debería...